Capítulo 17.
Pov Taehyung.
—Es un pequeño alfa, tiene 11 años y es hijo único de Lee Eun Hwa... Al parecer, su padre marcó a otra omega y no quiso saber nada más sobre el niño, actualmente su paradero es desconocido —leí el pequeño informe en voz alta.
Jungkook asintió y se quedó con su mirada sobre la hoja donde había una foto del pequeño junto a su información básica.
Tal parecía que Jimin había rescatado a un pequeño cachorro cuatro días atrás, el día del atentado, el niño no podía hablar, sus cuerdas vocales se habían lastimado por llorar y gruñir, los doctores habían dicho que se pondría mejor, solo no lo forzáramos a entablar una conversación, por desgracia no sabíamos nada más que su nombre, por lo que Jungkook me pidió buscar más datos sobre él.
—Gracias Taehyung, puedes retirarte por hoy y volver a casa —dijo moviendo su mano para indicarme que saliera y yo asentí, pero antes de irme siguió hablando—. Ah, también busca más información sobre él niño y su familia, cualquier cosa es importante, sus abuelos, sus tíos, primos, lo que sea —dijo con un suspiro al final.
Asentí de nuevo y salí de su oficina, nos encontrábamos en la empresa, regularmente, Jungkook trabaja desde su estudio en casa, sin embargo había surgido un pequeño problema con uno de los empleados. Y como Jeon jamás permite que alguien ajeno a su circulo íntimo lo visite, tuvo que venir personalmente.
Siempre le preguntaban la razón por la cual su mansión se encontraba al otro lado de la ciudad, la cual respondía que para evitar que le molestaran. La mansión se encontraba cercana a un pequeño bosque, no muy lejos del instituto de Jimin.
Después de subir al auto y conducir por una pequeña carretera, llegué a casa.
—¡TaeTae! —gritó con alegría Jimin junto con un abrazo. Yoongi se encontraba detrás a una distancia prudente.
—Ya llegué, Jungkook vendrá en un rato más, por lo que mientras le esperamos, ¿hay algo que les gustaría hacer? —les pregunté con una sonrisa.
Dongyu me miraba fijamente mientras se abrazaba a Jimin escondiéndose detrás de él, yo pensaba que era tierno, y lo era sin duda, el pequeño de cabello azabache te derretía con su mirada, sus ojos color verdes con toque de miel te cautivaban.
Por desgracia, habíamos descubierto que solo se comportaba así cerca de Jimin. En los cuatro días que estuvimos cuidando de él, siempre gruñía cuando alguien intentaba acercarse y era algo normal, acababa de ver a su madre fallecer y no de una manera muy agraciada, por ello su instinto le decía que todo lo desconocido resultaba un peligro, y el único aroma que su alfa reconocía era el de Jimin por haberlo rescatado.
Había leído que existían casos en los que los niños se volvían de una forma más salvaje, su alfa se salía de control, por lo general eso sucedía con casi todos los niños que presenciaban la muerte de sus padres o algún ser querido, no podían controlar su instinto al ser tan pequeños, así volviéndose un problema para la sociedad. El punto bueno, es que no todos resultaban así.
—No hay algo que tenga en mente, ¿y ustedes? —preguntó con una sonrisa pequeña, Yoongi y yo negamos levemente.
El niño llamó la atención de Jimin de manera discreta tomando el borde de su camisa, Jimin se agachó a la altura de Dongyu y éste se acercó a su oído para susurrarle algo. Siempre que quería decir o pedir algo se lo decía primero a Jimin por medio de susurros.
—Oh, Dongyunie dice que le gustaría descansar un momento, su cabeza le comenzó a molestar un poco después de salir al patio —me dijo Jimin algo apenado.
—Claro, no tiene que preocuparse, su salud es lo más importante —Yoongi asintió comprendiendo.
Jimin se disculpó y acompañó a Dongyu a su habitación. Lo genial de vivir en una mansión era la cantidad inmensa de habitaciones desocupadas que podía poseer.
Yoongi me miró fijamente y suspiró.
—¿Nayeon sigue con vida? —preguntó directo y sin rodeos.
Le miré fijamente a los ojos y miré que deseaba la verdad, así que suspiré y le contesté con sinceridad.
—Lo más probable es que su corazón siga latiendo, pero no puedo asegurarte que sea porque ella lo desee.
Una vez que Jungkook sacó a Jimin del hospital, Namjoon llegó y llevamos a Nayeon una pequeña prisión que Jeon poseía. Era muy riesgoso llevarla a las celdas de la mansión, Yoongi al final de cuentas es su primo y podría ayudarla a escapar, Jungkook no permitiría que algo así pasara. Yoongi trató de defenderla inútilmente, pero al ver que no cederíamos se rindió y vio como salíamos del consultorio con ella.
Fue difícil llevarla de manera discreta, no paraba de forcejear y golpear con todas sus fuerzas. La muy maldita había dejado a cargo de su cuerpo a su beta y atacó a Jin. Pero aún así no la dejamos ir, ganando yo también algunos rasguños en mis brazos.
Una vez llegamos a las celdas, una omega con su rostro desfigurado se acercó a los barrotes de la celda donde se encontraba encerrada. Nayeon la miró horrorizada, tal parecía que ambas eran conocidas, pues la omega le llamó por su nombre pidiendo su ayuda y preguntando porqué había tardado en ir a salvarla.
A los minutos, Hoseok llegó diciendo que no podíamos matar a Nayeon, al menos por el momento, yo gruñí, en verdad quería golpearla y hacerla tragar sus palabras, merecía la muerte por haberle pegado a Jin y gritado a Jimin. Pero me contuve, si Jungkook decía que no podíamos matarla era porque planeaba algo.
Le tuvimos que decir a Jimin que Nayeon había desaparecido después de haberle gritado de esa manera por haberse sentido culpable.
—Lo sé... Yo vi como mató a esa omega sin dudarlo... —miró directamente mis ojos—. El día que vine por primera vez aquí me preguntaba cuanto tiempo pasaría para que Nayeon terminara igual... Agh, se lo advertí, y no quiso obedecer, es una idiota metiéndose en problemas cada vez peores... —dijo frustrado.
—Yoongi... Tú conoces bien que la sociedad en la que vivimos el que tiene la última palabra es el alfa, aunque digan que los omegas y betas tienen el mismo derecho sabemos que no es verdad, los alfas siempre estarán en la cima, ya que ellos pueden despedazar a cualquiera si así lo desean, aunque tampoco es totalmente la culpa de ellos, ¿sabes? —dije tratando de hacerle entender que nos era culpa de nadie.
—Explícate —me dijo cruzando sus brazos y apoyando su peso sobre su pierna derecha mientras me miraba interrogante.
—Tú sabes que nosotros tenemos dos almas, una que es en forma de animal y otra de persona, por lo que no siempre podrás razonar las cosas y algunas serán hechas por instinto, porque a pesar de todo seguimos teniendo un alma animal y no podrás retenerla por siempre, el caso es que los alfas siempre querrán dominar a los demás, por lo que su instinto dicta eliminar a cualquiera que represente un peligro a su dominio sobre otros, así que no puedes culpar a Jungkook por las acciones que realiza con respecto a Nayeon, ya que fue por la culpa de sus malas decisiones que le orilló a realizarlas —traté de explicar.
Yoongi no dijo nada, solo miró un punto fijo en el suelo mientras pensaba, sus ojos mostraban que se encontraba en una guerra de emociones después de mi pequeño discurso, la verdad era incómodo para mí. Duramos aproximadamente unos cinco minutos en silencio hasta que me harté.
—En fin, creo que terminé hablando de más... Iré a ver lo que Jimin hace, ya tardó demasiado —le dije cambiando de tema, era tan extraño hablar con alguien y no poder percibir su estado de animo, así que no sabía lo que tenía que hacer, aún si mi instinto de omega me pedía que le hiciera sentir mejor, no podía saber cómo, por lo que caminé de manera rápida hacia las escaleras, él no dijo nada más, pero aún así me siguió de cerca perturbando mi paz de una manera más directa.
—Una cosa más —le dije deteniendo mis pasos, quedándome en el pasillo, sabía que mi omega no me dejaría tranquilo hasta ver que Yoongi encontraba un poco de paz en su cabeza—. No des más vueltas al asunto de Nayeon, ella se lo buscó, tú mismo acabas de decir que le habías advertido,
¿cierto?, así que si algo sucede no es culpa tuya, no te atormentes por ello, fueron sus decisiones las que no eran correctas para sobrevivir en nuestra sociedad, que no te mortifique —dije con una pequeña sonrisa con un toque de amargura y seguí caminando, ya si no quería tomar mi consejo no sería mi culpa, hice lo mejor que pude para hacerle sentir mejor.
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